lunes, 23 de noviembre de 2009

Andanzas en Tierra Santa (2)

081109 (2ª parte)





Después del shock de Petra nos fuimos camino de Amman. En este punto hay que mencionar a nuestro guía, Omar, que ha sido muy ameno y entretenido en los traslados, contándonos cosas de la vida diaria de los jordanos y sobre el país: la industria, casi inexistente, el agua, escasa, el desierto, abundante. Eso sí, según su opinión , con una moneda fuerte, el dinar, que se cambia más o menos a la par con el euro.


Omar nos contó la historia de los nabateos, en los que destacaban los Aretas, desde el primero al quinto, nombre común para estos muchachos.


La impresión que nos daba el país al pasar era que estábamos en Marruecos por muchas cosas: el tipo de carreteras, la forma de los edificios, todos, sin excepción, con sus esperas asomando para echarle un piso más en cualquier momento, el desastre de circulación en cada uno de los pueblos que recorríamos, la cantidad enorme de retratos del rey por todos nlos sitios, sobre todo vestido de militar. En fin, que se notaba que era un país árabe como nosotros lo conocemos. Eso sí, algo más limpio que Marruecos.


Por el camino paramos a ver un mosaico bizantino en una iglesia ortoidoxa en Mádaba. Era un gran mosaico con un mapa de la zona incluyendo uno de Jerusalén.





Llegando a Amman nos llevaron a una fundación de la Reina Noor donde vendían cosas de artesanía, con la particularidad de que eran más caras que en cualquier otro. Claro, que de este último detalle nos dimos cuenta demasiado tarde, es decir, en los siguientes comercios


Así llegamos al hotel, Fanar, un hotel muy correcto. A dormir prontito, llevábamos mucha paliza en el cuerpo.


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Nos levantamos de nuevo prontito, 6.00, para ir al monte Nebo, que es desde donde vio Moisés la tierra prometida, y donde dicen los jordanos que está la tumba de Moisés, "Musa". El caso es que lo abrían a las 8.00, pero nosotros teníamos que estar antes o se nos jorobaba el cruce de frontera.Así llegamos a las 7.30, pero los franciscanos no nos dejaron entrar y nos tuvimos que ir de camino a la frontera sin pasar al mirador. Muy majetes los franciscanos, oyes.


La frontera con Israel es creo una de las más complicadas de pasar. Pasamos para empezar las maletas por un scanner, mientras nosotros pasábamos por otro. Después el control de pasaportes, dopnde nuevamente me dijeron que tenía muchos sellos de Marruecos, que a qué se debía. Ponte a explicarle a la joven que Melilla está cerca de Merruecos, etc, todo en mi magnífico inglés. Entonces me preguntó si conocía a alguien en Marruecos. Estuve a punto de confesarlo todo. Son preguntas desde luego un poco absurdas si tienes aviesas intenciones. Nosotros fuimos los mejor parados y los primeros en pasar el control. Hubo de todo: al cura le cogieron y le interrogaron porque no se parecía a la foto del pasaporte, tampoco les gustaron los libros de texto de Victoria, cogieron a otros y les ficharon con foto y huella digital. Bueno, más de una hora estuvimos esperando a todo el grupo.


La movida de la frontera hizo que fuéramos con retraso ya todo el día y cambiamos la visita al Monte Tabor por otra a las ruinas romanas de Bet Shean. Estaban muy bien, pero despùés de las de Jerash, nos supieron a poco. De allí continuamos el restaurante Holyland, en Nazareth, que tenía como particularidad la especialidad de spaghetti boloñesa y que el aparcacoches llevaba un pistolón al cinto nada desdeñable. Después comprobamos que lo de la pistola era común a los chicos de las maletas en los hoteles y en general en cualquier lugar turístico.





Fuimos a la Basílica de la Anunciación desde el restaurante y por allí estaba la carpintería de San José. No está mal la Basílica, algo brutalistra en su interior. Buenas representaciones de la Virgen, destacando la de USA, hecha con restos de naves espaciales.







Después continuamos camino hasta Caná, donde asistimos a la renovación de promesas matrimoniales de las parejas presentes. Que emoción y nervios pasaron los novios! Seguro que estaban pensando en la noche siguiente y la luna de miel.


Después de tan jocosa celebración, que menos que un par de horitas de autobús para llegar hasta el kibbutz Hagoshrim. Cena y vueltecita por el Kibbutz, para ver un poco como estaba organizado aquello. Esto viene en lo de mañana. 


101109 GALILEA EXPRESS





Prontito al autobús para hacer un recorrido a toda pastilla de la Galilea: Cesarea, Monte de las Bienaventuranzas, Cafarnaum, Tabgha, lugar de la multiplicación de los panes y los peces: Llegaba un momento en que la confusión era total, lo único seguro era que Paco sabía por donde íbamos, y todos tras nuestro pastor.


Comimos en Tiberias, el famoso pez de San Pedro. No estaba mal. Nicolás no dejó ni la cabeza.






Tras la comida una vueltecita en barco por el Mar de Galilea o Lago Tiberiades. Ahi salió de la nada una  bandera española que ondeaba en plena cubierta, y hasta hinmo nacional y todo. Si señor, que se note, ya que el barco era para nosotros, un  poco de sentimiento patrio.


Una vez en tierra nos fuimos al Monte Tabor, para recuperar la visita perdida el día anterior. Ahí vimos anochecer, y antes como se las gastan los israelíes con su fuerza aérea: venga los F-16 a pasar arriba y abajo, y los helicópteros de combate también unos paseitos por aquí y por allá. Que vean los vecinos lo que hay.





Bajjamos del Tabor en taxis furgonetas, una cuestecita empinada y un paseo de 15 minutos, y, oh sorpresa, al taxista le faltaba una mano! Nada de coches adaptados, por supuesto, y encima el tío vacilando de que le faltaba una mano, encendiendo la luz para que viéramos que soltaba el volante. Lo cierto es que echamos unas risas en el trayecto con el manco.


De vuelta al Kibbutz, cenamos y nos fuimos con Paco a ver un poco las instalaciones y las viviendas de los socios, 244 en la actualidad. Vimos los búnkers, uno para cada cinco familias, que tienen acondicionado permanentemente. Estábamos a sólo dos km. del Líbano, y en las épocas duras caían misiles y bombas cada día. El asilo de ancianos era otro bunker en superficie. La seguridad en las viviendas es total, sin vallas ni ningún cerramiento como verjas o similares. Vimos fotos de cómo era cuando llegaron y en verdad que se curraron el lugar para sacarle rendimiento, haciendo de un erial un vergel. Una historia de superación impresionante, de trabajo común para labrarse un futuro. Algo en lo que meditar cuando las cosas nos pueden parecer fáciles.


Una de las cosas que me llamó la atención era la gran cantidad de esculturas que habían en los alrededores del hotel, y es que resulta que uno de los integrantes del Kibbutz era un escultor, que cuando se jubiló se dedicó  a hacer esas esculturas: la comunidad le ponía las piedras y él se las curraba.


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Por la mañana renovación de promesas del bautismo con el agua de un arroyo que termina en el Jordan y que está en el mismo kibbutz. Poco más puedo decir de este asunto, no pude asistir por estar algo traspuesto.


Abandonamos el kibbutz para llegar hasta Haifa. Visita a Stella Maris. Apenas vimos algo de la ciudad más que al pasar y desde un mirador en lo alto. 





A continuación fuimos a San Juan de Acre o Akko, donde visitamos la fortaleza, que está habitada en la actualidad por árabes, lo que se nota en sus mezquitas y en los paseantes.






Salimos de aquí y nos pusimos en camino hacia Jerusalem. A la llegada tuvimos una entrada "triunfal", con brindis en pequeños cálices de madera de olivo desde uno de los miradores frente a la ciudad antigua. La verdad es que estuvo bien, y es que el objetivo mayor de nuestro viaje era el llegar a Jerusalem. Nos alojamos en el hotel Kings, muy bien situado en el centro de la zona nueva y cercano a la ciudad amurallada.





Tras la cena nos apuntamos a una visita nocturna, Dimos vuelta con el autobús para ver la ciudad desde distintas perspectivas, y después nos dimos una vuelta por el interior de las murallas, para acabar con una sorpresa: el muro de las Lamentaciones. Es algo muy chocante verte de repente en ese lugar, donde se respira el misticismo de los judíos más ortodoxos. Pero lo cierto es que tiene una atmósfera distinta. Es casi un show un poco alucinante y digno de visitar.






Con esto acabo la segunda entrega de esta apasionante serie. Ya solo queda una con la que daros el tostón. Sed pacientes conmigo.

1 comentario:

  1. con esos pelos se te ve mimetizado con el ambiente... je,je... muy bueno lo del taxista, y me encantan tus dibujos. espero impaciente la próxima entrega.

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