viernes, 26 de mayo de 2017

260517.- Por Barcelona



En los pocos momentos libres de este último viaje a Barcelona he podido visitar el Hospital de Sant Pau, obra recientemente rehabilitada. Me ha maravillado todo lo que he visto: unos pabellones perfectamente diseñados, sin detalle que no esté resuelto, en una organización de pequeña ciudad, tan al uso a principios del siglo XX para los hospitales y que me recordaba, a nivel organizativo, al hospital militar de Melilla. Los pabellones contaban con unos túneles que los conectaban, independientemente del exterior, lo que supuso una enorme mejora en la época.

La obra de Domenech i Montaner es una preciosidad y una joya modernista, de lo mejor en Barcelona de este movimiento artístico, incluyendo la llegada al mismo desde la Sagrada Familia, por una calle diagonal que acentúa la importancia del lugar de forma escenográfica. Dentro se hace un merecido homenaje a la figura del arquitecto, muchas veces ignorado y olvidado en contraposición a Gaudí, pero que fue de una importancia enorme para el modernismo barcelonés y catalán.
Y a la ida y a la vuelta unas escalas un tanto insufribles en Madrid. Por suerte uno siempre va cargado con cuadernos y material diverso, aunque en esta ocasión metí los rotuladores en la maleta y solo me quedé con un pilot azul. Bueno, más que suficiente.



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