viernes, 2 de septiembre de 2016

020916.- El verano danés (y 3)

Cumplida nuestra segunda fase de viaje volvimos a la isla de Selandia, y fuimos a otra casita, en Espergaerde, a una media hora larga de Copenhague, con un entorno idílico: abundante vegetación, casitas preciosas, Suecia enfrente, y con un montón de visitas curiosas e interesantes: desde los castillos de Elsinor (el de Hamlet) y el de Frederiskborg, al museo Louisiana, el puente de Oresund, parte tunel, parte puente, para pasar a Suecia, y vuelta a Dinamarca en transbordador desde Helsingor.

El castillo de Frederiskborg


 
El puerto nuevo de Copenhague


El centro danés de arquitectura, en Copenhague.

En resumen, unos días de lo más aprovechado e interesante.

Que si me iría a vivir allí? Es complicado que cambie alguien nuestro clima por el de ellos. Cierto que en los días que estuvimos hubo una ola de calor en España y que allí estábamos la mar de fresquitos, pero la cosa tiene que ser dura en invierno. Aún así, es un país que merece la pena, que se lo han trabajado entre todos y que lo cuidan, que es quizás la enseñanza más importante de un viaje de este tipo. No se tiene un país como éste sin que haya una honradez y responsabilidad compartida por todos, que se traduce en el disfrute colectivo de lo que tienen. En eso nos llevan años luz y deberíamos tomar buena nota.

Y en lo del país más feliz del mundo? Tengo alguna duda, pero entiendo que estén tan contentos con lo que tienen. Es difícil que alguien se lo iguale, tanto en lo que percibe el visitante como en lo que sabemos de su estado de bienestar. Visto así claro que es posible, y ya nos gustaría a nosotros ir por ese camino. 

En fin, una visita de lo más recomendable e instructiva.




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